PRÓXIMOS EVENTOS


viernes, 30 de septiembre de 2011

Reunión -- Inicio Gimnasia rítmica


Reunión para el inicio de las clases de gimnasia rítmica
Para los padres y niñas   
Fecha: lunes 3 de octubre
Lugar: Gimnasio del colegio
Hora: 16:30h

Resumen en el apartado de actividades extraescolares 
http://anpamanuelrespino.blogspot.com/p/actividades-extraescolares.html

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Cómo lograr una autoridad positiva


Tener autoridad, que no autoritarismo, es básico para la educación de nuestro hijo. Debemos marcar límites y objetivos claros que le permitan diferenciar qué está bien y qué está mal, pero uno de los errores más frecuentes de padres y madres es excederse en la tolerancia. Y entonces empiezan los problemas. Hay que llegar a un equilibrio, ¿cómo conseguirlo para tener autoridad?

En una de las primeras charlas que dí a un grupo de padres de un parvulario, una madre levantó la mano y me preguntó:

- ¿Qué hago si mi hijo está encima de la mesa y no quiere bajar?
- Dígale que baje, - le dije yo.
- Ya se lo digo, pero no me hace caso y no baja- respondió la madre con voz de derrotada.
- ¿Cuántos años tiene el niño?- le pregunté.
- Tres años - afirmó ella.
Situaciones semejantes a ésta se presentan frecuentemente cuando tengo ocasión de comunicar con un grupo de padres. Generalmente suele ser la madre quien pone la cuestión sobre la mesa aunque estén los dos. El padre simplemente asiente, bien con un silencio cómplice, bien afirmando con la cabeza, porque el problema es de los dos, evidentemente.
¿Qué ha pasado para que en tan pocos meses una pareja de personas adultas, triunfadoras en el campo profesional y social, hayan dilapidado el capital de autoridad que tenían cuando nació el niño?
Actuaciones paternas y maternas, a veces llenas de buena voluntad, minan la propia autoridad y hacen que los niños primero y los adolescentes después no tengan un desarrollo equilibrado y feliz con la consiguiente angustia para los padres. El padre o la madre que primero reconoce no saber qué hacer ante las conductas disruptivas de su pequeño y que, después, siente que ha perdido a su hijo adolescente, no puede disfrutar de una buena calidad de vida, por muy bien que le vaya económica, laboral y socialmente, porque ha fracasado en el "negocio" más importante: la educación de sus hijos.


¿Cuáles son los errores más frecuentes que padres y madres cometemos cuando interaccionamos con nuestros hijos?

Antes de que siga leyendo, quiero advertirle que, posiblemente, usted, como todos -yo también- en alguna ocasión ha cometido cada uno de los errores que se apuntan a continuación. No se preocupe por ello. No es un desastre. Es lo normal en cualquier persona que intenta educar TODOS LOS DIAS. Tiene su parte positiva. Quiere decir que intenta educar, lo cual ya es mucho. En educación lo que deja huella en el niño no es lo que se hace alguna vez, sino lo que se hace continuamente. Lo importante es que, tras un periodo de reflexión, los padres consideren, en cada caso, las actuaciones que pueden ser más negativas para la educación de sus hijos, y traten de ponerles remedio.

Estos son los principales errores que, con más frecuencia, debilitan y disminuyen la autoridad de los padres:
  • La permisividad. Es imposible educar sin intervenir. El niño, cuando nace, no tiene conciencia de lo que es bueno ni de lo que es malo. No sabe si se puede rayar en las paredes o no. Los adultos somos los que hemos de decirle lo que está bien o lo que está mal. El dejar que se ponga de pie encima del sofá porque es pequeño, por miedo a frustrarlo o por comodidad es el principio de una mala educación. Un hijo que hace "fechorías" y su padre no le corrige, piensa que es porque su padre ni lo estima ni lo valora. Los niños necesitan referentes y límites para crecer seguros y felices.
  • Ceder después de decir no. Una vez que usted se ha decidido a actuar, la primera regla de oro a respetar es la del no. El no es innegociable. Nunca se puede negociar el no, y perdone que insista, pero es el error más frecuente y que más daño hace a los niños. Cuando usted vaya a decir no a su hijo, piénselo bien, porque no hay marcha atrás. Si usted le ha dicho a su hijo que hoy no verá la televisión, porque ayer estuvo más tiempo del que debía y no hizo los deberes, su hijo no puede ver la televisión aunque le pida de rodillas y por favor, con cara suplicante, llena de pena, otra oportunidad. Hay niños tan entrenados en esta parodia que podrían enseñar mucho a las estrellas del cine y del teatro.
    En cambio, el sí, sí se puede negociar. Si usted piensa que el niño puede ver la televisión esa tarde, negocie con él qué programa y cuanto rato.
  • El autoritarismo. Es el otro extremo del mismo palo que la permisividad. Es intentar que el niño/a haga todo lo que el padre quiere anulándole su personalidad. El autoritarismo sólo persigue la obediencia por la obediencia. Su objetivo no es una persona equilibrada y con capacidad de autodominio, sino hacer una persona sumisa, esclavo sin iniciativa, que haga todo lo que dice el adulto. Es tan negativo para la educación como la permisividad.
  • Falta de coherencia. Ya hemos dicho que los niños han de tener referentes y límites estables. Las reacciones del padre/madre han de ser siempre dentro de una misma línea ante los mismos hechos. Nuestro estado de ánimo ha de influir lo menos posible en la importancia que se da a los hechos. Si hoy está mal rayar en la pared, mañana, también.
    Igualmente es fundamental la coherencia entre el padre y la madre. Si el padre le dice a su hijo que se ha de comer con los cubiertos, la madre le ha de apoyar, y viceversa. No debe caer en la trampa de: "Déjalo que coma como quiera, lo importante es que coma".
  • Gritar. Perder los estribos. A veces es difícil no perderlos. De hecho todo educador sincero reconoce haberlos perdido alguna vez en mayor o menor medida. Perder los estribos supone un abuso de la fuerza que conlleva una humillación y un deterioro de la autoestima para el niño. Además, a todo se acostumbra uno. El niño también a los gritos a los que cada vez hace menos caso: Perro ladrador, poco mordedor. Al final, para que el niño hiciera caso, habría que gritar tanto que ninguna garganta humana está concebida para alcanzar la potencia de grito necesaria para que el niño reaccionase.
    Gritar conlleva un gran peligro inherente. Cuando los gritos no dan resultado, la ira del adulto puede pasar fácilmente al insulto, la humillación e incluso los malos tratos psíquicos y físicos, lo cual es muy grave. Nunca debemos llegar a este extremo. Si los padres se sienten desbordados, deben pedir ayuda: tutores, psicólogos, escuelas de padres...
  • No cumplir las promesas ni las amenazas. El niño aprende muy pronto que cuanto más promete o amenaza un padre/madre menos cumple lo que dicen. Cada promesa o amenaza no cumplida es un girón de autoridad que se queda por el camino. Las promesas y amenazas deber ser realistas, es decir fáciles de aplicar. Un día sin tele o sin salir, es posible. Un mes es imposible.
  • No negociar. No negociar nunca implica rigidez e inflexibilidad. Supone autoritarismo y abuso de poder, y por lo tanto incomunicación. Un camino ideal para que en la adolescencia se rompan las relaciones entre los padres y los hijos.
  • No escuchar. Dodson dice en su libro El arte de ser padres, que una buena madre -hoy también podemos decir padre- es la que escucha a su hijo aunque esté hablando por teléfono. Muchos padres se quejan de que sus hijos no los escuchan. Y el problema es que ellos no han escuchado nunca a sus hijos. Los han juzgado, evaluado y les han dicho lo que habían de hacer, pero escuchar... nunca.
  • Exigir éxitos inmediatos. Con frecuencia, los padres tienen poca paciencia con sus hijos. Querrían que fueran los mejores... ¡ya!. Con los hijos olvidan que nadie ha nacido enseñado. Y todo requiere un periodo de aprendizaje con sus correspondiente errores. Esto que admiten en los demás no pueden soportarlo cuando se trata de sus hijos, en los que sólo ven las cosas negativas y que, lógicamente, "para que el niño aprenda" se las repiten una y otra vez.

Sin embargo, una vez que sabemos lo que hemos de evitar, algunos consejos y "trucos" sencillos pueden aligerar este problema, ofrecer un desarrollo equilibrado a los hijos y proporcionar paz a las personas y al hogar. Estos consejos sólo requieren, por un lado, el convencimiento -muy importante- de que son efectivos y, por otro, llevarlas a la práctica de manera constante y coherente.
Algunas de estas técnicas ya han sido comentadas al hablar de los errores, y ya no insistiré en ellas. Me limitaré a enunciar brevemente, actuaciones concretas y positivas que ayudan a tener prestigio y autoridad positiva ante los hijos:
  • Tener unos objetivos claros de lo que pretendemos cuando educamos. Es la primera condición sin la cual podemos dar muchos palos de ciego. Estos objetivos han de ser pocos, formulados y compartidos por la pareja, de tal manera que los dos se sientan comprometidos con el fin que persiguen. Requieren tiempo de comentario, incluso, a veces, papel y lápiz para precisarlos y no olvidarlos. Además deben revisarse si sospechamos que los hemos olvidado o ya se han quedado desfasados por la edad del niño o las circunstancias familiares.
  • Enseñar con claridad cosas concretas. Al niño no le vale decir "sé bueno", "pórtate bien" o "come bien". Estas instrucciones generales no le dicen nada. Lo que sí le vale es darle con cariño instrucciones concretas de cómo se coge el tenedor y el cuchillo, por ejemplo.
  • Dar tiempo de aprendizaje. Una vez hemos dado las instrucciones concretas y claras, las primeras veces que las pone en práctica, necesita atención y apoyo mediante ayudas verbales y físicas, si es necesario. Son cosas nuevas para él y requiere un tiempo y una práctica guiada.
  • Valorar siempre sus intentos y sus esfuerzos por mejorar, resaltando lo que hace bien y pasando por alto lo que hace mal. Pensemos que lo que le sale mal no es por fastidiarnos, sino porque está en proceso de aprendizaje. Al niño, como al adulto, le encanta tener éxito y que se lo reconozcan.
  • Dar ejemplo para tener fuerza moral y prestigio. Sin coherencia entre las palabras y los hechos, jamás conseguiremos nada de los hijos. Antes, al contrario, les confundiremos y les defraudaremos. Un padre no puede pedir a su hijo que haga la cama si él no la hace nunca.
  • Confiar en nuestro hijo. La confianza es una de las palabras clave. La autoridad positiva supone que el niño tenga confianza en los padres. Es muy difícil que esto ocurra si el padre no da ejemplo de confianza en el hijo.
  • Actuar y huir de los discursos. Una vez que el niño tiene claro cual ha de ser su actuación, es contraproducente invertir el tiempo en discursos para convencerlo. Los sermones tienen un valor de efectividad igual a 0. Una vez que el niño ya sabe qué ha de hacer, y no lo hace, actúe consecuentemente y aumentará su autoridad.
  • Reconocer los errores propios. Nadie es perfecto, los padres tampoco. El reconocimiento de un error por parte de los padres da seguridad y tranquilidad al niño/a y le anima a tomar decisiones aunque se pueda equivocar, porque los errores no son fracasos, sino equivocaciones que nos dicen lo que debemos evitar. Los errores enseñan cuando hay espíritu de superación en la familia.

Todas estas recomendaciones pueden ser muy válidas para tener autoridad positiva o totalmente ineficaces e incluso negativas. Todo depende de dos factores, que si son importantes en cualquier actuación humana, en la relación con los hijos son absolutamente imprescindibles: amor y sentido común.
Educar es estimar, decía Alexander Galí. El amor hace que las técnicas no conviertan la relación en algo frío, rígido e inflexible y, por lo tanto, superficial y sin valor a largo plazo. El amor supone tomar decisiones que a veces son dolorosas, a corto plazo, para los padres y para los hijos, pero que después son valoradas de tal manera que dejan un buen sabor de boca y un bienestar interior en los hijos y en los padres.
El sentido común es lo que hace que se aplique la técnica adecuada en el momento preciso y con la intensidad apropiada, en función del niño, del adulto y de la situación en concreto. El sentido común nos dice que no debemos matar moscas a cañonazos ni leones con tirachinas. Un adulto debe tener sentido común para saber si tiene delante una mosca o un león. Si en algún momento tiene dudas, debe buscar ayuda para tener las ideas claras antes de actuar.



Pablo Pascual Sorribas
Maestro, licenciado en Historia y logopeda.

Fuente: http://www.solohijos.com/html/articulo.php?idart=5

domingo, 25 de septiembre de 2011

CURSILLOS DE NATACIÓN O MULTIACTIVIDADES ACUÁTICAS


Planteamos otra actividad para los niños: CURSILLOS DE NATACIÓN ó MULTIACTIVIDADES ACUÁTICAS (exclusivas solo para nuestro colegio).
Clases impartidas en la Piscina Municipal de O Barco.
Será 1 día a la semana, en clases de 45 minutos con monitor, la cuota a pagar  9.09€ mensuales.
El desplazamiento a estas instalaciones será por cuenta de los padres.
Esta actividad será todos los JUEVES a las 17:15H.
Cursillo natación: dividido en  grupo de iniciación y perfeccionamiento, no depende de la edad más bien  del nivel que tengan. Multiactividades Acuáticas: natación, waterpolo, salvamento, socorrismo, resolver posibles situaciones de riesgo, etc.

El plazo de inscripción termina el jueves.

------------------------------------------------------------------------------------------------------------
INSCRIPCIÓN PISCINA MUNICIPAL DE O BARCO

NOMBRE Y APELLIDOS DEL NIÑO/A……………………………………………………………… CURSO…………….....................................EDAD………............................................................…….
NIVEL (INICIACIÓN O PERFECCIONAMIENTO) .....……………………....................................... 
NOMBRE Y APELLIDOS MADRE/PADRE…….……………………………………………………..
TELÉFONO CONTACTO …………........................................................................………………….
CURSILLO NATACIÓN                        MULTIACTIVIDADES ACUÁTICAS            

viernes, 23 de septiembre de 2011

Todo sobre los animales

Aquí una estupenda página web de la Junta de Andalucia, con toda la información y actividades sobre los animales:
Fuente: http://www.juntadeandalucia.es/averroes/ceiplopezmayor/images/flash/hot%20potatoes/web_mjose/index.htm

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Acceso por la ctra de Vilela a la N-120

El Ministerio de Fomento tiene proyectado el acceso a la N-120 por la ctra. de Vilela, justo delante de la puerta de nuestro cole. Como evidentemente esto sería perjudicial para nuestros hijos, ya que ampliaríamos el tráfico delante del colegio, desde el ANPA hemos mandado las alegaciones para este proyecto, con el fin que se busque otra ubicación.

Aquí os ponemos las alegaciones que hemos enviado
 
A.N.P.A  COLEGIO DE EDUCACION INFANTIL Y PRIMARIA “MANUEL RESPINO”
AVDA. VILELA, Nº34
32350 A RUA (ORENSE)
                                                                               
Ref.: Construcción enlace completo en A Rúa, entre los pp.kk. 465+750 y 466+360, en N-120. Provincia de Ourense. Clave:33-OR-5000

D. Ramón Díaz Macías, con D.N.I.: 76709600-T, como Presidente y Dña. Susana Rodríguez Arias, con D.N.I.:76712706-R, como Secretaria. En representación  de la asociación arriba detallada,

E X P O N E N: El proyecto de trazado “Seguridad Vial” indicado, transcurriría exactamente paralelo a nuestro colegio y a las puertas de acceso de sus instalaciones, siendo ya en este momento un punto crítico para la circulación, tanto de vehículos como de peatones. En estos momentos la situación ya es bastante complicada, los autobuses escolares necesitan maniobrar y dar marcha atrás para aproximarse a las puertas para el traslado de los niños. Hemos necesitado y conseguimos la presencia de Policía Municipal en las horas puntas de entrada y salida de escolares. No dispone la zona de tráfico regulado por semáforos ni tampoco señalización. No disponemos de zona de aparcamiento alguna, ni profesores ni padres. Este es  un punto nada seguro para nuestros hijos, ya que el acceso a las puertas del  colegio transcurre por un cruce de  cuatro sentidos: Avda. de Vilela (Ctra: OU-0864) por norte y sur, calle de Arnaveca por el este y calle del Fonda da Rúa por el oeste.

S O L I C I T A N: Que por  todos estos motivos, creemos necesario y nos sentimos moralmente obligados a que nuestros hijos acudan a su Colegio en las condiciones más seguras posibles  para ellos. Y desde luego que este proyecto de aumento de circulación a menos de dos metros de su puerta de entrada y salida nos produce intranquilidad y mucho nerviosismo, esto significaría, todavía más peligro. Deseamos que nuestra valoración sea escuchada, al fin y al cabo, somos los que sufriremos la decisión tomada. Seguro que habrá otras opciones que pueden valorar.

Sin otro particular, reciban un cordial saludo.




                                             
                Fdo. Ramón Díaz Macías                           Fdo. Susana Rodríguez Arias



 SR. DIRECTOR GENERAL, DIRECCION GENERAL DE CARRETERAS, MINISTERIO DE FOMENTO.

martes, 20 de septiembre de 2011

Así se transmite el optimismo (y el pesimismo)


El carácter lo es todo. Hay niños a los que les pones un problema difícil, y cuanto más les cuesta sacarlo adelante, más se pican y más concentración le ponen. Otros, en cambio, si ven que la cosa se complica, bajan los brazos y dicen "es que no puedo, yo no sé, a mi no me sale eso".
 
El éxito en la vida depende de la fuerza con la que encaremos las dificultades, y ahí, tener metido en el cuerpo ciertos rasgos pesimistas, nos resta puntos. Pero, ¿sabías que el pesimismo, como el optimismo, es algo que al niño le crece poco a poco desde casa y que lo marcará?

El carácter que se contagia


Los psicólogos lo tienen claro y le han puesto un nombre: "estilo explicativo". Así llaman a la manera que tenemos de explicar y sentir nuestras experiencias, tanto las buenas como las malas. Si nuestro estilo explicativo es alegre y optimista, no dejamos hueco a la depresión para que se cebe con nosotros.
 
"En la vida nada es blanco ni negro, todo depende del cristal con el que se mira" , dice la frase. De cómo estamos por dentro, depende cómo leamos lo que pasa por fuera. Hay un psicólogo llamado Albert Ellis que lo explica todo con el modelo ABC. A es la adversidad, B son los "believes", nuestras creencias y valores y C las consecuencias.

La historia funciona tal que así: pongamos que Juan y Rodolfo son de repente despedidos de la empresa (A). Juan, que anda algo falto de confianza (B), empieza a darle vueltas y a creer que ha hecho un montón de errores (C), que la culpa es suya, que tenía que haber actuado de otra manera, que ahora dónde va sin trabajo. Además, como ahora no podrá traer el sueldo a casa, empieza sufrir ansiedad, y a dudar de si es un buen o mal padre.

Rodolfo, en cambio, intenta aprender de toda situación (B). ¿Me echaron? ¿Hizo algo mal? Tengo que saber qué fue para no repetirlo . Va a preguntar y se entera que las cuentas de la empresa no son buenas, que estaban muy contentos con el trabajo de los dos, pero que no se va a poder pagar sus sueldos en los próximos seis meses, y que, para eso, mejor es dejarles salir que retenerles bajo engaños. Así que, desde el primer momento, se pone a buscar otro trabajo, con la confianza y el empuje de saber que él se merece otro trabajo, que todo es cuestión de perseverar (C).

Ante el mismo problema, el destino de Juan y Rodolfo cambia drásticamente en base a su distinto carácter, a los valores con los que enfrentan los problemas . A su "estilo explicativo", su forma de mirar lo que les ocurre. Según los expertos este estilo se va fijando en los niños entre los tres y los ocho años, aunque después hay posibilidades de cambiarlo si se trabaja lo suficiente en ello.

Según otro experto en el asunto, Seligman, los niños elaboran su estilo explicativo basándose principalmente en dos fuentes:
a)  inspirándose en cómo le explican las cosas sus padres (cómo le decimos, por ejemplo, lo que está bien y mal, y qué consecuencias tiene cada cosa)
b)  viendo como los adultos catalogan sus conductas (por ejemplo, si le decimos que él es malo cuando en realidad hizo algo malo que debe cambiar, no le damos el mismo cariño que cuando sacaba buenas notas, etc)

Formar un estilo explicativo positivo


En su esquema mental, el pesimista no cree que en su mano esté cambiar lo que le rodea. Las desgracias vienen solas, sin parar, y no se puede hacer nada.

La base del optimismo es alejarse de esa idea teniendo claro dos ideas:   (1) lo que te pasa es consecuencia de tus actos, y (2) que en tu mano está cambiarlos. Debemos actuar de forma que reforcemos esta lógica en su cabeza. Para ello hay unas cuantas pautas que debes tener en cuenta: 
  1. Si a un niño de cinco años le pones todo su desordenado cuarto o una página de 30 cuentas como objetivo, es fácil que baje los brazos y diga que eso no lo puede hacer. Hay que trocearlo: primero le pides que haga su cama (¡claro! Eso es fácil), luego que recoja el escritorio (bueno, se puede hacer) y después que ponga cada cosa en su sitio (la verdad, si ya he hecho todo lo de antes, ¿cómo no voy a poder esto?). Dividir toda actividad ayuda a disfrutar de cada progreso. Haz de las tareas grandes trozos pequeños para que pueda cogerlos más fácilmente.
  1. Eso del "yo no puedo cambiar las cosas" puede ser algo que venga de la pasividad . ¡Hay que combatirla! Antes que juguetes que le tengan sentado, busca aquellos que le hagan moverse, por dentro y por fuera. Para esto son muy buenos los juegos de roles, como por ejemplo ponernos todos en el patio e imaginarnos que somos de repente exploradores en busca de un tesoro, o caballeros andantes... no hay mundo más fácil para actuar que el de la fantasía. Jugar al teatro o a las marionetas le vendrá bien... ¡incluso podéis crear personajes que sean optimistas y pesimistas para que aprenda a manejar cada uno de los roles!
  1. Importante diferencia. Cuando haga algo mal, nunca decirle que es malo. Separar bien la mala opinión que tenéis de sus actos de la que os merece él, como hijo. Se equivoco, lo hizo malísimamente mal... "sobre todo porque sé que puedes hacerlo bien, que puedes hacerlo de otra manera". Lo llaman crítica constructiva, es formativa, y, aunque no siempre podemos aplicarla [hay niños que desbordan a un santo], conviene intentar llevarla a cabo.
  1. Lo positivo no se inculca llenándolo de halagos. Decirle siempre que lo hace todo bien puede ser tan negativo como echarle siempre broncas, porque al final, le despista, y cuando pasa algo malo y se equivoca, no tiene la autocrítica suficiente como para asimilarlo. ¿Por qué? Porque se ha acostumbrado a que, se esfuerce poco o mucho, la gente le felicite. Es decir, ha perdido nuestra prioridad número uno: "saber que lo que te pasa es consecuencia de tus actos".
  1. Necesita practicar actitudes que le hagan sentirse bien, así que, ¡llevémosle hasta ellas! Ideas: Si le inculcas lo digno y educado que es dejándole pasar a una persona mayor, o ayudar a los demás refuerzas en él el sentido de que está en su mano hacer en el mundo cosas buenas y que le hagan sentirse bien. ¿Cómo llevarle hasta estas actitudes? Pues, por ejemplo, compartiendo tu esta tarea a su lado.
  1. Las discusiones pueden ser la semilla de todos los males... o de todas las soluciones. Cuando se pelee con alguien, haz "terapia" con los dos, que hablen, que se expliquen, que aprendan a entenderse el uno al otro... ves conduciendo sus conversaciones hasta que lleguen a un acuerdo. Así aprende que hablando se entiende la gente , y que cuando alguien cercano hace algo que nos duele, seguramente sea porque no se de cuenta de la situación antes que porque nos odie, no se pueda confiar en él, etc...
  1. Imagina un fin de semana solos. Pero solos tú y tu pareja. Relajados. Con jacuzzis y baños calientes. ¿A que es la mejor forma de fomentar en uno mismo un espíritu positivo y constructivo? Pues igual pasa con los niños, solo que sus espacios de relajación son diferentes. El más indicado es cuando se van a dormir. Si antes de ello, en vez de dejarle viendo películas de acción, nos ponemos a charlar con ellos o a leerles un cuento les enviamos a ese reparador mundo de los sueños con una buena carga de pensamientos positivos que, allí en el sueño, se afianzan y tienen un efecto benéfico sobre su carácter.
  1. Y sobre todo, hay que hacer examen de conciencia . Los niños absorben de nosotros valores y miradas sobre las cosas que a veces se nos escapan de las manos. Les mandamos más mensajes de los que somos capaces de controlar. Así que , ¿cómo somos? ¿cómo enfrentamos en el día a día las cosas?
Examina tus respuestas cuando tienes un problema. Una persona pesimista tiende a mirar el problema y pensar que será duradero, permanente, quizás inamovible. En el primer ejemplo que pusimos, Juan se veía enseguida durante mucho tiempo en el paro. Se veía en lo peor antes de empezar a hacer nada. Y un problema concreto, como era un despido, acababa inundándole por dentro y ya no era solo cuestión de trabajo, es que además es un mal padre.

En cambio un optimista ve el problema, no lo esconde, pero le da la dimensión apropiada, no "se come la cabeza" pensando solo en él. Mira más allá y se da cuenta de que en su vida hay muchas cosas buenas. Y cuando las ve y las siente, coge fuerzas y soluciona ese pequeño espacio donde estaba el problema. "En peores plazas hemos toreado", "problemas más gordos he tenido y salí adelante" o "ojalá que todos los problemas que tenga en la vida sena tan grades como este"... frases de este corte resuenan en su cabeza para salir adelante.

¿Cómo enfrentas tu las situaciones complicadas? ¿Cuál de los dos "estilos explicativos" estás transmitiendo cada vez que un problema anda cerca? 

Fuente: http://somospadres.com/contenido/articulo/8380/optimismo 

lunes, 19 de septiembre de 2011

Como debe ser tu mochila


La mochila es 'tu mejor amiga' para ir a la escuela.
Antes no había mochilas, sino carteras. Servían para lo mismo, pero estaban hechas de un material muy duro y eran de forma rectangular con dos tirantes para colgar en la espalda. Los niños y las niñas que las llevaban, sin embargo, no tenían que cargarlas de tantos libros como tú y por lo tanto no llevaban tanto peso en la espalda.

Para que tu espalda no se 'queje' es importante que sepas que la mochila más recomendable es la que tiene dos tirantes anchos y un cinturón para que te la ates. Tiene que estar hecha de un material bien blandito y sobre todo debe ser de tu tamaño, es decir, no muy grande.

 Si de todas maneras la mochila que más te gusta es la de ruedas, deberías procurar que el asa pudieras regularla a tu altura y, ¡¡sobre todo!!, tienes que llevarla siempre por delante, nunca arrastrándola detrás.

Primer paso. Piensa qué es lo que realmente necesitas para llevarte a la escuela y qué no.

Segundo paso. Pon cada cosa en el lugar correcto dentro de la mochila. Detrás de todo, o sea enganchado a tu espalda, pondremos las libretas mas grandes, y siguiendo este orden de más grande a más pequeño llegaremos hasta la parte de fuera que es donde pondremos el estuche, por ejemplo.

Tercer paso. En el caso de que la mochila continúe pesando mucho, más vale que lleves alguna cosa en la mano, como por ejemplo ¡la carpeta tan chula que tienes!

Cómo debes ponerte la mochila y cómo debes llevarla

Es muy importante que lleves la mochila bien cogida a la espalda.

Cuando te cuelgas la mochila a la espalda tienes que hacerlo siempre poniéndola encima de la mesa, doblando las rodillas y cogiéndola con las dos manos. Después debes ponerte los dos tirantes, nunca uno solo.

¡Y ni que tu hermano mayor o tu mejor amigo lleve la mochila apoyada a la altura de las nalgas, tú nada de nada! Demuéstrale que tú sí que sabes llevar la mochila y que la llevas bien enganchada a la parte superior de la espalda.

¿Qué podemos hacer para cuidar la espalda?

Es necesario que prepares la espalda fortaleciendo tu musculatura.

La musculatura es el conjunto de músculos que tiene nuestro cuerpo. Es muy importante que la reforcemos para que de esta manera esté bien preparada para los excesos a los que la sometemos.

Practicar deporte es una buena solución! Piensa, piensa... seguro que hay algún deporte que te gusta mucho. El baloncesto, el fútbol, la natación, el atletismo... sea lo que sea te hará bien.

Aprovecha el tiempo del recreo para jugar a cualquier cosa que te apetezca y que no represente estar sentado, ¡así mueves los músculos!

Y, sobre todo, NO DEJES NUNCA DE HACER DEPORTE. Es necesario que consigas una musculatura muy potente, resistente y elástica.

Sentarse correctamente también es muy importante.
Recuerda que en el colegio pasas muchas horas y si no procuras sentarte bien puedes acabar perjudicando tu espalda.
La postura correcta es sentarte siempre tan atrás como puedas en la silla, apoyando los pies en el suelo y manteniendo las rodillas al mismo nivel o por encima de las caderas. La espalda debemos tenerla recta y los brazos y los codos apoyados en la mesa.
En caso de que estés delante de la pantalla del ordenador debes tenerlo a una distancia de 45 cm de tus ojos y a su altura o ligeramente por debajo.

Fuente: http://espaiescoles.farmaceuticonline.com/es/6-8-anos/466-mochilas-escolares?start=3

martes, 13 de septiembre de 2011

¡¡¡Comienza el nuevo curso!!!


Hemos empezado el nuevo curso y también desde este blog retomaremos la actividad habitual, intentado ofreceros la máxima información sobre el colegio, las actividades, artículos, webs de interés y muchas más cosas.

Así os invitamos que visitéis a menudo este rinconcito y participéis en el mediante comentarios.

¡FELIZ CURSO 2011/2012!
ir arriba